Qué imbéciles

Trabajo nueve horas por día frente a una computadora, sentada en una mala posición sin mover el orto, recibiendo miles de ondas electromagnéticas de otras veinte computadoras, usando el pensamiento sin parar y discutiendo cada tanto sobre cosas tan estúpidas como usar o no una palabra en una aviso. Después invierto gran parte de mi sueldo en remedios, homeopatía, yoga, terapia y medicina china, con la intención de sanar las secuelas que dejan entre otras cosas esas nueve horas diarias de laburo. No tiene sentido. Y ser conciente de esto tiene todavía menos sentido. Largar todo y vivir abajo del sol bailando, cantando, durmiendo, plantando, comiendo y amando sería una buena opción. Pero evidentemente esto todavía tiene alguna satisfacción.
O no.

Ojalá algún día lea esto y piense: qué pelotuda era.

Me enseñó: la ratita

Y cuando le dije que no quería hacer un laburo porque me pegaba mal, me dijo: alguien lo va a hacer, mejor que lo hagas vos.

Me estás empujando!

Los que nos movemos más lento tenemos que adaptarnos a los tiempos que nos imponen. Me pregunto si no debería ser al revés.

A&A

Ayuda & Arte

Vidrio

La vida es como la interpretemos.