Humanidad: tareas domiciliarias

Prestar más atención a lo que uno quiere y menos a lo que esperan de uno los demás.
Afrontar con el mismo amor los períodos de luz y los de tibiebla
no se asciende al cielo sin primero haber pasado un rato por el infierno.
Encontrar la puerta hacia lo más profundo y animarse a entrar.
Tener la humildad para aceptar que el cambio es constante y que no hay corona para el evolucionado.
Transformar el dolor en amor y el amor en perdón.
Admitir cada una de nuestras partes, incluso las que todos van a enjuiciar
el único juicio es el de uno mismo y no lo hay cuando se es de verdad.
Continuará.

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