Revolución

Indigente millonaria sin una cama para dormir.
Tres autos, muchos cuartos, un palacio sin espacio para mí.
La agresividad que protege el territorio se alojó en mis entrañas.
Me como las uñas porque no te pude comer a vos.
Me guardé la furia, me guardé el antojo, ahora vomito el rencor.
Necesito alocarme, deconotrolarme, bajar las barreras al horror.
Enojo y angustia, son las voces de las sombras que quieren salir.
Si no las sublimo me matan, te matan, nos matan a las dos.
Es la revolución que me aconsejaron las páginas de un libro.
La amistad entre las partes, mi más completo y verdadero yo.

No hay comentarios: